martes, 10 de enero de 2012

Expectativas (Fin de semestre y vacaciones)

En cierta ocasión durante tercer semestre, habíamos decidido hablar con el maestro de Microbiología para adelantar una práctica. Por falta de una comunicación adecuada entre los miembros del grupo, sólo asistimos 8 estudiantes al laboratorio durante aquella soleada mañana primaveral. El olor de los medios de cultivo pasaba ya casi desapercibido y el calor de los autoclaves trabajando otorgaba un aura hogareña al ambiente. El maestro nos miraba con mucha curiosidad, con la típica sonrisa que le caracteriza. Nos examinaba tan minuciosamente, como tratando de averiguar en qué pensábamos justo en ese instante. Finalmente, preguntó directamente a una compañera:

-¿Cuántos años tiene usted?
-Tengo veinte años, doctor.
-No, usted tiene 55.

La extrañeza se hizo evidente en todos nosotros. Sabía que algo interesante vendría después, así que traté de no manifestar inconformidad con la respuesta.

-¿Por qué, doctor?
-Porque la esperanza de vida de nuestro pais ronda aproximadamente los 75 años, por tanto si ya ha vivido 20, tiene usted 55 años para terminar todo lo que se proponga hacer. Hagan sus cuentas muchachos, administren bien su tiempo. Y bueno, en vista de que sus compañeros no vendrán, nos retiramos. Nos vemos mañana en clase.

Nos retirábamos lentamente. Algunos hacían paráfrasis a modo de mofa del comentario de nuestro maestro. Otros, simplemente permanecíamos en silencio, pensando. Tras esa sensación agradable que viene con el descubrimiento de algo nuevo y que pone a uno a reflexionar, sentí un escalofrío por toda la espina.

Desde pequeño había tenido la idea firme de dejar huella en este mundo. Claro, disfrutar la vida pero no morir sin hacer de la Tierra un lugar un poco mejor. Aunque tenía algunas ideas de qué hacer con mi vida (ser Biólogo y dar clases) por el gusto que encontraba al verme trabajando en ellas, en realidad nunca tuve muy claro cómo podría lograrlo. Eso si, estaba seguro de que lo lograría antes de los cuarenta, pues en base a lo que observaba en mi entorno, a esa edad se terminaba la vida: Las personas se transfiguran, el sufrimiento que acarrean desde más jóvenes los vuelve amargados y recelosos, pierden los ánimos de hacer lo que les gusta y más cosas desagradables. No tenía caso, pues vivir tanto. Después de todo, Jesús sólo necesitó llegar a los 33 para cambiar el mundo; Janis Joplin y el resto del Club de los 27 no necesitaron tanto.

¡La falta de tiempo me ha desesperanzado!

Comenzaba a hacer cuentas: Saldría de la Universidad a los 25 años, tres de especialidad, mas dos de maestría, otros cuatro de doctorado... Cuando terminara todo eso me restarían 4 años para hacer lo que tuviera que hacer y terminar mi vida citando a Amado Nervo. "¡Carajo! ¡Necesito más tiempo!" pensé en voz alta y mis compañeros voltearon sorprendidos, deteniéndose en la puerta del laboratorio. Evité crear una conversación de ello ignorando sus miradas y apresurando el paso, fingiendo premura por llegar a clase de Fisiología. Desde aquella conversación matinal en que mi maestro de Microbiología me hizo espabilar, comencé a probar más cosas para saber realmente a qué podría dedicarme. 

El curso veraniego de Anestesiología fue mi primer contacto con la clínica. Fue emocionante salir del aula y darme cuenta que los conocimientos adquiridos (algunos, muy a la fuerza) en dos años realmente tenían una aplicación práctica, pero sobre todo que debían estar siempre frescos para tomar decisiones rápidas y bien fundamentadas. Me interesa en demasía esta rama de la medicina, sobre todo porque puedo vincularla con la cátedra que pretendo impartir en la Universidad, de Fisiología o Farmacología.

Igualmente, fui invitado a trabajar en un proyecto de investigación de la Secretaría de Salud por conducto de un amigo y una maestra durante las vacaciones estivales. Ella me guió a lo largo del semestre en el proyecto, me ha mostrado las posibilidades que hay más allá de estudiar 10 años para sentarse tras un escritorio a repartir paracetamol. Me inyectó (no literalmente) de suficientes bríos como para aseverar que sí deseo dedicar parte de mi vida a la investigación.


No todos los maestros están locos, también los hay buenos~

Ahora que ya tengo mucho más claro el panorama académico, quiero hacer algo por mí para poder prolongar mi esperanza de vida de cuarenta años al menos otros diez. Sé que puedo sonar exagerado, pero realmente nunca he gozado de una muy buena salud. Para colmo, debido a mis descuidos (y haciendo caso omiso de mi genética) ahora estoy empastillado como cuarentón achacoso para controlar mis desórdenes metabólicos y sobre todo evitar una recaída de mi angina de pecho. Comencé a ir con una nutrióloga. En realidad no mejorará mi situación mientras mi IMC no esté dentro del rango normal.

Al fin me he dado tiempo de actualizar, después de tres semanas de relativas vacaciones. Sé que he tenido medio abandonado este lugar, aunque al principio (iluso de mi) pretendía actualizar semanalmente. No pienso dejarlo tirado, aunque ciertamente he tenido (y deberé seguir haciéndolo) que reajustar mis tiempos para poder venir a compartir parte de mi vida. Espero ponerle más cositas, hacerlo más legible/amable a la vista, pero de a poco.

Tú, linda persona frente al monitor, muchas gracias por pasar a leer las perogrulladas que vengo a soltar por acá~ 

¡Que tengas un buen 2012!

1 comentario:

Espaciolandesa dijo...

Justo hoy le dije a un amigo que pude tener un futuro brillante y que lo había hechado a perder. Me dijo que aún podía, que dependía de las decisiones que tomara ahora.

Me dijo "más bien tu futuro es incierto".

Y sé bien que el trabajo duro es lo único que te lleva a realizar tus sueños.

Publicar un comentario