Está bien que sigan siendo vacaciones, al menos durante diez días más. Y que flojear se haiga convertido en deporte nacional junto con el pleonasmo y la tranza desde los años dorados del PRI. Además no es algo que (al menos desde que estoy en la universidad) diga antes de reiniciar las clases, pero... Quiero volver a la escuela... y pronto.
Estoy fastidiado de tener tanto tiempo libre. He descansado lo suficiente, me vicié jugando hasta romper todas mis marcas, leí todos los libros que tenía pendientes -lamento haberlo dejado tan olvidado, "Don Gonzalo González de la Gonzalera"- e incluso salí más veces de las que pudiera recordar. No quiero que se malentienda, pero...
¡Soy un hombre, carajo! ¡quiero aprender, construir, reparar y más! Así llego a la conclusión de que mis estudios se han convertido en algo más que un pretexto para escapar de los problemas en casa, pedirle dinero a mi padre para aliviar mi angina de pecho con cerveza barata y usar el cambio para usar el transporte público de vez en cuando.
Siguiendo la tradición, elegí mi horario a partir de mi humor el día de la selección de grupo. Dado que estoy hasta la glabela del tiempo muerto -y el semestre está lleno de materias importantes- escogí mis clases con catedráticos de intensidad considerable. Urgencias es mi prioridad, seguida por Gastro y Derma: el resto de mi atención puede repartirse tranquilamente entre las otras seis asignaturas.
No te temo, quinto semestre. Por primera vez tengo ansias de comenzar.
"No puedes mantener a un científico quieto"
-Dr. Emmett Brown
-Dr. Emmett Brown
2 comentarios:
¿Y qué ha sido de ti?
Medicina, ¿eh? Imagino eso absorbió tu tiempo y de pronto ya no lo hubo para escribir.
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