jueves, 24 de diciembre de 2009

Otra hoja -virtual- escrita pensando en ella...

Y es que puedo hablarte de ella hasta el nauseato (TÚ nauseato) y terminarás lanzándome el objeto más próximo a tu mano dominante. O quizá hasta que también la sueñes aunque no sepas cómo es ella, ni la sueñes como yo. O quizá sólo me darás el avión~

Y es que cualquier pretexto es bueno para echar un suspiro en nombre della. O en su defecto dedicarle otro pensamiento más (¿otro? otra raya para el tigre) o unas cuantas líneas si el Universo se alinea y encuentro papel y pluma.

Hoy bastó haber encendido la radio y escuchar la última parte de una canción de Pablo Milanés que no reconocí para haberme movido a levantar el trasero de mi destendida cama al "escritorio" y anotar unas cuantas letras sin más razón que un cotidiano "pues pensaba en ella y encontré papel y pluma".

*suspiro*

Usualmente me pongo a pensar en cómo era yo hace tiempo al encontrar fotos, textos o algo parecido. Y al encontrar algún vínculo entre mis escasos encuentros con ella antes de todo esto, es inevitable pensar en cómo era ella.

Qué pensaba, qué sentía.

Y todo eso me lleva a que una tarde de hace unos cuantos ayeres asistí a un concienrto de dicho cantautor y a la lejanía en las gradas pude reconocer a la entonces sólo amiga de Sam que le gustaba el animanga.

Y entonces la radio se apagó al mismo tiempo que todos los aparatos de la casa por una falla eléctrica.

No dormí mucho esta noche, pues me quedé reviviendo la última salida. Sus gestos, sus anécdotas, su risa. Su mirada. Recapitulando las similitudes entre este último café y el primero.

Y no es una cara de agonía usual por los aires enrarecidos en casa lo que se dibuja en mi cara, sino una sonrisa esperanzada, como de quien espera una respuesta afirmativa a una pregunta no formulada.

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